Maxwell Maltz es uno entre un reducido grupo de expertos que hará una segunda aparición en la Universidad del Éxito. Este semestre, que versa sobre el poder de sus pensamientos, no estaría completo sin él.
Durante muchos años, como uno de los cirujanos plásticos de más renombre mundial, el doctor Maxwell ha estudiado los cambios de personalidad que han tenido lugar en sus pacientes después de eliminar sus cicatrices o deformidades mediante la cirugía plástica. Muchos de ellos que habían perdido el orgullo y el respeto a si mismos debido a lo que consideraban su rasgo de fealdad, después de la intervención quirúrgica desarrollaron de inmediato una buena imagen propia convirtiéndose en seres humanos felices y confiados. ¡Pero otros muchos todavía se sentían tan inferiores, hostiles y deprimidos como lo estaban antes de su operación!
¨El cambio en su imagen física¨, de acuerdo con el doctor Maltz, ¨no significó nada para ellos, tan débil era su concepto de sí mismos como personas, tan débil su autoimagen¨.
De sus observaciones surgieron varios libros muy populares, entre los cuales está Creative Living for Today, del cual hemos tomado esta lección, a fin de que usted pueda comprender cómo debe enfrentarse a las situaciones de su vida en una forma sana, sin permitir que el prejuicio contra sí mismo se abra camino hasta llegar a su mente. El doctor Maltz consideró que posiblemente este es el libro más valioso que haya escrito.
Señala: ¨Las actitudes negativas profundamente arraigadas impregnan nuestra cultura y, cada día, la gente que conoce puede tratar de sumergirlo en humillantes hacia sí mismo¨.
Sus pensamientos, sus conceptos, sus imágenes, son sus más preciados bienes. Escuche a un experto que le enseñará la forma de protegerlos…
Su autoimagen lo sostendrá en una forma de vida creativa, si aprende a declararle la guerra a sus sentimientos negativos y a ganar esa guerra en el campo de batalla de su mente.
Su mente es un campo de batalla, de eso no hay la menor duda, y si gana experimentará una inmensa paz mental durante todos los días de su realización.
Su infantería, que se arrastra con lentitud a través de la maleza tratando de hacer contacto con el enemigo, avanzando cautelosa a través de la oscuridad hasta llegar detrás de sus líneas para descubrir sus posiciones, es su conciencia de la suprema importancia de su pensamiento y de sus imágenes mentales.
Su fuerza aérea, equipada con aviones jet de último modelo y con un sorprendente poder táctico, es su adopción de una filosofía activa, su determinación de metas, su uso de su mecanismo para el éxito. La acumulación progresiva de su poderío aéreo es su labor para reforzar su autoimagen, la imagen que tiene de sí mismo, su concepto de su propia valía.
Sin embargo, su armada no puede transportar sus tropas hasta el punto de la victoria antes de que haya localizado a su mayor enemigo: su mecanismo para el fracaso. Antes de que pueda progresar en esta guerra, debe descubrir este mecanismo de auto derrota y desarraigarlo de su mente.
¿Lo hace sonreír esta comparación de su manera de pensar con la guerra? De ninguna manera debería hacerlo. En nuestro agitado mundo, la mente de incontables personas está saturada de infelicidad. Para arrojar todo ese sufrimiento a paladas, para exponer los pensamientos cancerosos a la luz y después aplastar todas esas ideas mórbidas y reemplazarlas con conceptos e imágenes felices, a menudo se requiere sostener una guerra. Una guerra, y pido disculpas a Woodrow Wilson, que ¨ logre que su mente sea digna de albergar la felicidad¨.
Hace muchos años, Edward Bulwer-Lytton declaró que ¨La pluma es más poderosa que la espada¨ y esta máxima, en la actualidad, ha llegado a ser prácticamente la herencia cultural de todos.
Hoy día, con los estridentes adelantos que se han logrado en el conocimiento de la mente humana durante los últimos cien años, podemos decir que los pensamientos de una persona, sus imágenes, son más poderosos que las armas.
De manera c vamos a declarar la guerra a nuestros sentimientos negativos, a nuestro mecanismo del fracaso. Pero vamos a acordar que nuestro blanco es exclusivamente la destrucción del negativismo, después de eso, paz y felicidad.
Después metas y una vida plena.
Años de vida creativa.
Sin temor.
SUPERACION DE LAS FALSAS CREENCIAS
Ninguna meta es más vital que la de deshipnotizarse a sí mismo de las creencias falsas que paralizan su mecanismo del éxito.
Usted que lee esto es un ser humano, hombre o mujer, no un dios.
¿Cuáles metas son significativas, qué puede hacer consigo mismo, si sus creencias lo arrastran, haciéndolo descender hasta el fracaso? ¿ Qué otra cosa puede hacer, si no es hundirse en la inactividad de la depresión, renunciando a todas las metas, borrando la luz del sol de su vida, abatiéndose afligidamente en una habitación oscura mientras los demás salen al mundo a vivir ?
En una forma de vida creativa, debe deshipnotizarse de sus falsas creencias negativas acerca de si mismo.
La palabra ¨deshipnotizar ¨ no es demasiado fuerte, pues hay incontables personas que tienen creencias inconmovibles, que deben ser sacudidas para desembarazarlas de ellas, que sólo una enérgica sugerencia contraria puede desarraigar. Sus creencias, con frecuencia absurdas, cimentan los complejos de inferioridad que se forman a partir de antiguas experiencias desafortunadas y de una ridícula información errónea.
Los resultados son muy tristes.
¿Cree usted que su vida estará vacía porque es un ser inferior que nunca ha hecho nada que valga la pena, y jamás lo hará?
¿Cree que debe sufrir para expiar los errores que ha cometido?
¿Cree que la vida no tiene significado alguno para usted, porque ha fallecido uno de sus seres queridos?
¿Cree que la única forma de vivir en una era atómica es pasando cada día preocupándose por un holocausto nuclear?
Si piensa en estos términos o en otros parecidos, esta albergando falsas creencias. Concedido, ha conocido la tragedia y tiene sus propias faltas, pero aún así se está hipnotizando a sí mismo con falsas ideas negativas. Pero aún, se está torturando con ella. Se está crucificando; incluso su peor enemigo se mostraría más benévolo con usted.
En mis poco mas de sesenta y cinco años de actuación en éste pintoresco mundo, he aprendido una de las cosas mas sorprendentes. Una de ellas es que las personas que se muestran completamente objetivas al evaluar tendencias políticas, condiciones médicas, movimientos de la bolsa de valores o artefactos mecánicos, o incluso a otras personas, a menudo permanecen totalmente ciegas ante lo irracional de sus falsas creencias a cerca de d mismas. Y no sólo eso, considerado hacia lo demás, pueden mostrarse despiadadamente vengativos hacia si mismos.
He intervenido quirúrgicamente a docenas y docenas de personas tratando de mejorar rasgos deficientes, sólo para encontrarme con que después de la cirugía, reemplazaron en su mente esa falla física real con una absurda creencia que prolongó su inmutable fijación en su inferioridad. Sus creencias negativas variaron; su movimiento hacia el fracaso era la misma clase de mecanismo.
Pero en cuanto a usted, su falsa creencia negativa a cerca de si mismo es algo verdadero, ¿no es así? la de Esteban es risible, la de Beatriz es idiota, ¿mas la de usted es real?
¿Es eso lo que piensa?
Entonces, permítame contarle una de historia.
LA VICTORIA SOBRE EL ¨ MICROBIO AFRICANO ¨
Hace muchos años, poco después de que abrí mi consultorio para iniciar mi práctica como cirujano plástico, llegó a consultarme un negro de elevada estatura. De 1.94, descollaba a mi lado. Se quejo de su labio.
Lo examiné ( lo llamaremos el señor R. ) . Su labio inferior sobresalía un poco, pero no pude encontrar nada de malo y así se lo informé.
El señor R manifestó que la idea no era suya, si no de su novia, que le comento que se avergonzaba de que la vieran con el en público debido a la protuberancia de su labio.
Comprendí que se trataba de un amable y agradable gigantón y pensé para mis adentros que una mujer enamorada jamás se mostraría tan crítica hacía un hombre así.
Al decirle lo que pensaba, insistió en que a pesar de todo quería que le operara el labio. Creyendo que unos honorarios extravagantes podrían disuadirlo, haciendo que se olvidara de la intervención, le manifesté que le cobraría 1.200 dólares.
El señor R respondió que no podía permitirse el lujo de pagar unos honorarios así, y se despidió dándome las gracias e inclinándose con un ademán cortés.
Pero regresó a la mañana siguiente, llevando en la mano una pequeña bolsa negra. Vació su contenido sobre una mesa y cayeron los billetes, cientos y cientos de ellos. Sumaban un total de 1.200 dólares, los ahorros de toda su vida. Me los ofreció con modales llenos de cortesía como pago de la operación del labio.
Me sentí conmovido y también un poco triste, pues no quería privarlo de lo que para él significaba una considerable suma de dinero. Le informé que había mencionado unos honorarios exorbitantes para que renunciara a la idea de una operación que no necesitaba.
Pero cuando me respondió que quería que le hiciera la cirugía plástica y que se dirigiría a otro médico si yo no lo aceptaba como paciente, accedí a operarlo, cobrando unos honorarios mas reducidos, con la condición de que le diría a su ¨amada¨ que había pagado 1.200 dólares por la intervención.
La operación fue bastante sencilla. Bajo anestesia local, corté el tejido superfluo de la parte interior del labio, uní los bordes de la herida con una seda muy delgada y vendé el labio por fuera para darle protección. En cuestión de media hora había terminado. El paciente volvió unas cuantas veces para que le hiciera una curación y le cambiara los vendajes; una semana después, le quité el último. Toda la intervención se efectuó en la parte interna del labio, de manera que no quedó ninguna cicatriz visible.
El señor R. quedó muy complacido con su labio. Me dio un fuerte apretón de manos, expresando su gratitud en un tono de voz sincero y cortés. Después su imponente figura abandonó mi consultorio a grandes pasos.
Unas pocas semanas después estaba de regreso; además pude reconocerlo. Su cuerpo parecía haberse encogido; las manos habían perdido toda su fuerza y su voz era temblorosa. Le pregunté qué le había sucedido.
¨ El microbio, doctor, ¡ el microbio !¨
¨¿ Qué microbio ? ¨
¨El microbio africano¨ respondió. ¨ Me ha invadido y me está matando ¨.
Entonces, me narró sus desdichas. Después de quitarle los vendajes del labio, fue a visitar a su dama, que se quedo mirando su nuevo labio y después le preguntó cuánto le había costado. Cuando él le respondió que ¨1.200 dólares¨, tal y como yo se lo pedí, eso cambió su manera de comportarse con él. Enfurecida, lo acusó de privarla de 1.200 dólares que debieron ser suyos, añadiendo que en realidad jamás lo había amado. Lo maldijo y declaró que moriría a causa de esa maldición.
Profundamente perturbado, el señor R. se dirigió a su habitación y permaneció allí acostado durante cuatro días. Entonces, recordó la maldición. Era un hombre culto y recibió una educación sólida; las maldiciones y la magia era para los ignorantes. Sin embargo, esa mujer lo hechizó desde el momento mismo que la conoció; pensó que si fue capaz de hechizarlo cuando no lo odiaba, quizá le acarrearía la muerte con su maldición.
Entonces, al pasarse la lengua por los labios, descubrió esa horrible cosa dentro de su boca.
Poco después, la casera, preocupada al ver que permanecía encerrado en su habitación, sin comer, le llevó a un visitante, un ¨doctor¨. El señor R. le habló de esa horrible cosa que tenía en la boca y él ¨doctor¨, al examinarlo, gritó y retiró el dedo de esa cosa que R. tenía en la boca. ¨ lo está matando ¨ exclamó. ¨ ¡ Ese viscoso insecto africano está adherido en el interior de su boca a causa de la maldición que ha caído sobre usted !¨
El hombretón, respirando temeroso, se cubrió el rostro con las manos.
- ¿ Realmente está dentro de su boca ? – pregunté.
- Si, señor. – me contó que él ¨doctor ¨ trató de ayudarlo a exterminar el ¨ microbio africano¨ con líquidos, pomadas y pociones, pero la maldición era demasiado poderosa y nada podía destruir al ¨ microbio africano ¨. En lo único que R. era capaz de pensar era en ese ¨ microbio africano ¨. El temor lo mantenía despierto por las noches.
- Me está quemando la parte interna del labio.
- ¿ Del labio ?
- Si, señor; dentro de la boca.
- Antes no mencionó el labio.
Lo examiné y pregunté:
- ¿ Es esto ? – asintió.
- ¿ Quiere que lo extirpe ?
- Se lo suplico, señor.
Llené una jeringa con novocaína y se la inyecté en el labio. Una vez que la novocaína surtió efecto, le extirpé el ¨ microbio africano ¨ con la ayuda de un bisturí y unas pinzas. Eso me llevó un segundo.
Le mostré al señor R. el ¨ microbio africano ¨ sobre un pedazo de gasa; no era mayor que un grano de arroz.
- ¿ Es el microbio, señor ? – parecía incrédulo - .
- Simplemente es un trozo de tejido cicatrizal que se formo en su labio en el sitio en donde quite las puntadas después de la intervención.
- Entonces, ¿ no había ningún microbio africano ?
Sonreí.
El señor R. se puso de pie. En cuestión de segundos parecía haber recuperado toda su estatura; una divertida sonrisa cruzo por su rostro y su voz volvió a resonar, mientras me agradecía con su acostumbrado estilo grave y cortés, haciendo una leve inclinación al salir.
La historia tiene un final feliz; llegó por correo. R. incluía una fotografía de la novia de su infancia, con quien acababa de contraer matrimonio y me enviaba sus saludos; en la posdata se burlaba de los ¨ microbios africanos ¨. En la fotografía aparecía sonriente, un atractivo gigantón de treinta años, su verdadera edad, al lado de una encantadora joven.
¿ CUÁL ES SU MICROBIO AFRICANO ?
Esta historia nos ofrece una fascinante moraleja. Tenemos a un hombre joven, alto y fuerte, amable y digno, tal vez sin ninguna sofisticación, pero inteligente y, sin embargo, una ridícula creencia casi lo destruyo.
Su temor al ¨ microbio africano ¨ es tan ridículo que quizá usted ría preguntando, ¿ Cómo es posible que esto aplique en mi caso ?.
Pero todos tenemos nuestros ¨microbios africanos ¨.
¿ Se critica constantemente por hablar demasiado, por no hablar lo suficiente o por hacerlo en una forma e incoherente ? ¿ Es tan severa su auto culpa que su conversación ha llegado a ser artificial y apagada ? Entonces, tiene un ¨microbio africano¨.
¿ Está tan preocupado por el dinero que no le importa nada más? ¿ Cuida su cuenta de ahorros como si fuese un Silas Marner, padeciendo una indigestión aguda cada vez que se ve obligado a hacer un retiro de fondos, preocupándose por cada peso que desperdicia ? Entonces, tiene un ¨microbio africano ¨.
Todos esos ¨microbios africanos ¨ deben salir a la luz ponerse al descubierto tal y como son, creencias negativas que nos arrastran desde nuestro verdadero nivel de seres humanos, obsesiones ofensivas que desfiguran nuestra propia imagen, que destruyen nuestras aspiraciones a la felicidad que podemos esperar razonablemente.
Como el caso del señor R; tienen un efecto hipnótico que debe anularse.
Son la causa del fracaso. Debemos declarar una guerra inexorable para exterminarlos.
SUPERACION DEL MECANISMO DEL FRACASO
Sin lugar a duda, debemos luchar contra todos los aspectos del ¨mecanismo del fracaso ¨, algo a lo que yo llamo el sistema de autor reforzar los síntomas negativos que pueden desorganizar los instintos positivos de un individuo que no esté consciente de ello.
Ya que igual que ciertas predisposiciones positivas pueden acelerar el buen funcionamiento del mecanismo del éxito de una persona, en la misma forma las fuerzas negativas se desarrollan con la velocidad de una roca que rueda colina abajo, produciendo cadenas de retroalimentación negativa en el individuo, lo que solo puede conducirlo a la derrota.
Me gustaría describir los componentes del mecanismo del fracaso, pues creo que eso ayudara a las personas a recordarlos. Frustración, agresividad, inseguridad, soledad, incertidumbre, resentimiento, vacio, son los elementos del mecanismo del fracaso.
Estos son los enemigos, sus armas destructivas son aterradoras. Vamos a considerarlos uno por uno, de manera que podamos adentrarnos más allá de su camuflaje hasta conocer su efecto sobre el ser humano.
1. Frustración. Nos sentimos frustrados cuando fallamos en el logro de metas importantes o en la satisfacción de deseos básicos. Todos nos sentimos frustrados de vez en cuando, debido a la imperfección de nuestra naturaleza humana y al carácter tan complejo del mundo; la frustración crónica es un síntoma del fracaso. Cuando un individuo se encuentra atrapado en un patrón de frustraciones repetidas, debe preguntarse cual es la razón de ello. ¿ Acaso sus metas son demasiado perfeccionistas ? ¿ Acostumbra bloquear sus metas con su autocrítica ? ¿ Experimenta una regresión, volviendo a sus sentimientos infantiles, cuando la frustración, anudada al llanto, daban por resultado la satisfacción ? La cólera frustrada no obtiene resultados; puede hacerlo en el caso propio resentimientos contra la vida solo hará mas severos nuestros problemas. Es mucho mejor concentrar nuestra atención en los propios éxitos, adquirir confianza al considerarnos ganadores. Entonces, podremos avanzar con ímpetu y firmeza en la vida.
2. Agresividad. La frustración produce agresividad ( mal dirigida ). No hay nada malo en la agresividad, cuando se canaliza en una forma adecuada; para alcanzar nuestras metas, en ocasiones debemos mostrarnos agresivos.
Pero una agresividad mal dirigida es un síntoma seguro del fracaso, que le pisa los talones a la frustración, contribuyendo así a formar un círculo vicioso de derrota. Por lo común va aunada a la fijación de metas inadecuadas, que el individuo es incapaz de alcanzar. Esto es conducente a una cólera frustrada que la persona descarga violentamente en todas direcciones, igual que un perro rabioso que ha enloquecido, o como los fuegos artificiales que chisporrotean en la negrura de la noche. Personas inocentes se convierten en blanco fácil de quien se encuentra atrapado en el círculo de frustración y agresividad; el esposo puede hablarle con irritación a su cónyuge sin razón alguna, reprender a sus hijos, insultar a sus amigos, antagonizar con sus compañeros de trabajo.
Lo que es más, su cólera aumentará a medida que se deterioran sus relaciones con sus semejantes, causándole una frustración aún mayor y logrando que ataque a ciegas con saña. ¿ En dónde termina este ciclo tan terrible ? La respuesta se encuentra no en la eliminación de la agresividad, si no en canalizarla en forma adecuada hacia el logro de metas que serán causa de satisfacción, disminuyendo así la insoportable acumulación de frustraciones. La persona frustrada y agresiva debe comprender que puede actuar para alcanzar el éxito para si misma.
3. Inseguridad. Este otro sentimiento muy desagradable; se basa en una sensación interna de falta de adecuación. Cuando usted tiene la impresión de que no se enfrenta a sus desafíos en una forma adecuada, se siente inseguro.
Sin embargo, a menudo lo que falta no son nuestros recursos internos, el problema esta es en que nos hemos fijado metas perfeccionistas. Con frecuencia, la persona insegura es bastante competente, pero al vivir con esperanzas imposibles de realizar, tiende a cicatrizarse constantemente. Sus sentimientos de inseguridad la hacen obstaculizarse a si misma, de tal manera que patéticamente no alcanza su verdadero potencial.
4. Soledad. Todos nos sentimos solos de vez en cuando, pero aquí me refiero al sentimiento extremo de estar alejado de los demás, de nosotros mismos y de la vida; este es un síntoma muy importante del fracaso. Ciertamente, es una de las principales áreas de fracaso de la civilización moderna; la frecuencia de la soledad basta para que se le llene a uno el corazón de una interminable pena. El saber que las criaturas de Dios pueden sentirse tan solas, es muy triste.
5. Incertidumbre. Este tipo de síntoma del fracaso se caracteriza por la indecisión. La persona insegura cree que si no toma una decisión ¡ estará a salvo ! Estará a salvo de las críticas que podría recibir si se arriesgara y resultara estar equivocado, a salvo de las consecuencias de una decisión que tomo y cuyos efectos fueron contraproducentes. Esta clase de persona tiene que considerarse como un ser perfecto y por consiguiente, no puede permitirse estar equivocada. Cuando es necesario tomar una decisión , la considera como si se tratara de una cuestión de vida o muerte. Si toma la decisión equivocada, destruirá la imagen idealizada de si misma. Por lo tanto, puede demorarse largo tiempo para tomar una decisión trivial, desperdiciando un tiempo muy valioso preocupándose. Cuando, finalmente, toma una decisión, estará sujeta a distorsiones y es muy probable que se equivoque. La persona insegura no puede vivir plenamente, pues teme darse la zambullida y mojarse los pies.
6. Resentimiento. Esta reacción de poner pretextos es la del tipo de personalidad fracasada al referirse a su posición en la vida. Incapaz de soportar el dolor de sus fracasos, el individuo busca chivos expiatorios para evitar la punzada de su auto culpa. Por doquiera encuentra evidencia de que la vida lo estafa y experimenta un gran resentimiento; no comprende que quizá el se estafa a si mismo. Pero su resentimiento no hace que le sea más fácil aceptar el fracaso; por el contrario, establece un círculo vicioso que implica mayores frustraciones y una agresión mal dirigida. Siempre llena de motivos de queja, la persona resentida antagoniza con los demás y, de esa manera, pone en movimiento una reacción en cadena de odios. A los demás les desagrada su deshonestidad, rechazan su hostilidad, desprecian su autocompasión, porque la persona resentida se siente victima de la injusticia. ¿ Acaso los demás no han bloqueado sus aspiraciones ? ¿ No es verdad que la mala suerte se ha unido a la conspiración para reprimirla ? Mientras mas se compadece a si misma, más inferior se siente y más llega a odiarse y a resentir de los demás y del mundo. No comprende que su resentimiento interno es terreno fértil para que se desarrolle el fracaso. Solo cuando vea que es un actor en la vida, que es responsable de fijarse sus propias metas y de canalizar su agresividad para alcanzarla, únicamente entonces podrá romper ese ciclo de fracaso.
Solo cuando pueda sentir respeto por si misma, formando una imagen realista de su persona, podrá romper el hábito de esa manera de pensar llena de resentimientos que es un componente básico del mecanismo del fracaso.
7. Vacío. ¿ Conoce a algunas personas que han alcanzado el ¨éxito ¨ y que, no obstante, dan la impresión de estar frustradas, resentidas, dudosas, inseguras, solitarias y erróneamente agresivas ? ¡ Eso significa que han alcanzado el éxito sin tener en sus manos los instrumentos para ello ! No esté muy seguro de que su ¨éxito¨ sea real. Hay muchas personas que muestran todas las señales externas del éxito y después se sienten vacías porque todo el tiempo su mecanismo del fracaso los ha atrapado en sus redes y, en realidad, han carecido de la capacidad de llevar una vida creativa. Han hecho dinero, pero no saben qué hacer con él. Para ellas la vida es muy aburrida. Viajan de un sitio a otro, pero en ninguna parte logran huir de su sentimiento de vacío. Se sienten vacíos en Nueva York o en Paris y también se sentirán vacíos en Marte. Han renunciado a una lucha creativa para alcanzar sus metas; rehúyen el trabajo y esquivan las responsabilidades. Cuando despiertan por la mañana y contemplan la luz del sol, no ven las oportunidades que tienen para disfrutar de ese día y, en vez de ello, se preocupan pensando en lo que pueden hacer para matar el tiempo. El vacío es sintomático de una autoimagen débil. Una vez que ha alcanzado el ¨éxito¨, la persona vacía se siente como un criminal, porque piensa que ha robado algo que no merece. Entonces, se siente culpable y convierte sus victorias en fracasos al repudiar sus facultades creativas. Su sentimiento de vacio simboliza la operación total de su omnipresente mecanismo del fracaso.
Estos elementos del mecanismo del fracaso; estos son los enemigos.
Se los he descrito para que pueda recordarlos fácilmente.
Ahora, ¿Qué puede hacer para derrotarlos?
¿Cómo puede ganar su gran batalla?
COMO LEVANTARSE POR ENCIMA DEL FRACASO
Para ganar la guerra contra su enemigo, el mecanismo del fracaso, primero tiene que ser capaz de horadar los disfraces detrás de los cuales se oculta. Las racionalizaciones plausibles y el pensamiento aparentemente lógico podrían oscurecer su funcionamiento. No se engañe a si mismo, o de lo contrario perderá esta maravillosa lucha por su propia supervivencia como ser humano satisfecho.
Debe disparar toda su artillería emocional en dirección a sus falsas creencias acerca de si mismo, hasta derrumbarlas. Debe cambiar la dirección de su agresividad frustrada y de su resentimiento y encontrar formas de superar sus sentimientos de soledad y vacio.
Al mismo tiempo, permítame que, una vez más, trate de aclarar un punto; el acto de fracasar no forma parte del mecanismo del fracaso. El acto de fracasar en alguna acción o proyecto simplemente significa que somos seres humanos.
Quisiera que estuviese seguro de esto: Si nunca ha fracasado en nada, entonces con toda certeza jamás ha intentado nada.
O bien, según las palabras de Séneca, el filósofo romano, ¨Si eres hombre, admira a quienes intentan las grandes cosas, aun cuando fracasen¨.
¿Fue Thomas Edinson un fracaso? Por supuesto que no. El solo pensamiento es absurdo. Sin embargo, docenas de fracasos precedieron a sus más brillantes creaciones. Edinson aprendió de sus fracasos y construyó sus éxitos sobre ellos.
El descubrimiento nace en el error; no hay creación alguna sin experimentos fracasados.
Esto resume una de las principales lecciones que he aprendido de la vida; que los desaciertos, los errores de juicio y aplicación son inhebitables, a menos que se retire de la vida hacia un estado de apatía y aun entonces, en medio de su inercia, cometerá errores, dejar de lamentarse por ellos, tener compasión de su propia falibilidad humana. Entonces, aliviado del peso de la culpa, podrá avanzar con determinación hacia el mundo, contemplándose desde su mejor ángulo, formulando sus propias metas y arrastrando hacia el juego de la vida sus instintos para el éxito.
Este principio se aplica especialmente cuando intenta nuevas cosas, ya que cuando experimenta, es muy probable que cometa errores. Nunca repudie sus errores; reconózcalos libremente. Pero aprenda a reducirlos al mínimo, a ser tan tolerante consigo mismo como lo sería con un amigo, o de lo contrario sofocará sus experimentos.
Entonces podrá elevarse hasta su verdadero potencial como ser humano, haciendo de cada año de su vida la reivindicación enriquecedora de su propia individualidad, tal y como debe ser.
Cada día, examine las creencias negativas que lo arrastran hacia abajo.
¿Tiene la impresión de ser estúpido ?
¿Esta obsesionado con el sentimiento de que es mal parecido?
¿O se esta destruyendo a sí mismo con el argumento de que es débil?
¿Poco masculino?
¿poco femenina?
¿Indigno de nada bueno?
Esas sólo son unas pocas de las áreas elegidas para la auto tortura.
No sé cuáles son las creencias negativas que usa para destruirse insidiosamente; usted deberá indagarlo por si mismo.
El ejercicio que deberá practicar es el siguiente: vamos a meditar en esos pensamientos autodestructivos, para ver si podemos hacer algo acerca de ello ( aún cuando este seguro de que simplemente usted no sirve para nada bueno ), porque le aseguro que su manera de pensar es irracional.
A todo lo largo de la historia, el pensamiento irracional ha prosperado. Hemos tenido curanderos, alquimistas, auges del oro, casas visitadas por fantasmas, expediciones en busca de la ¨fuente de la juventud¨, para no mencionar las brutales guerras que han ensangrentado las paginas de la historia. Durante muchos años, existieron extravagantes creencias de que había mujeres ¨brujas¨.
En Europa quemaban a las ¨brujas¨; Juana de Arco fue ejecutada por ¨bruja¨, y en Estados Unidos tuvo lugar e vergonzoso episodio de Salem, cuando dieron muerte a un buen numero de ¨brujas¨.
Y sin embargo, es triste decir que hoy en día muchos de nosotros nos tratamos como si fuésemos ¨brujos¨.
Al examinar sus acusaciones contra usted mismo, veamos si no es injusto. Si se califica de ¨estúpido¨, ¿en qué se basa ese cargo? Concedido que ha sido imprudente, tal vez muchas veces, pero ¿nunca ha sido prudente? ¿nunca ha sido sagaz? ¿nunca ha sido inteligente? Entonces, básicamente su autocritica es una automutilación. A lo que se reduce todo esto es a que usted tiene la impresión de que no tiene derecho alguno; cree en estafarse a si mismo.
Examine los ¨microbios africanos¨ que lo han infestado. Quizá en todo ello hay una pizca de realidad, así como había un pequeño trozo de tejido cicatrizal en la boca del señor R. Pero, ¿Son esas las devastadoras acusaciones en que usted las ha convertido? No, este es un pensamiento irracional.
Las personas sólo son personas. Las fuertes son débiles y las débiles son fuertes.
Algunas personas que poseen un coeficiente de inteligencia de bajo a mediano tiene un extraño sentido común.
Algunas mujeres de facciones ordinarias son amigas leales y también pueden lucir bellas.
Algunas personas con impedimentos físicos son de los más admirables.
Algunas personas emocionalmente inestables son extremadamente brillantes.
Los psicólogos han descubierto que muchos adultos que tartamudean hablan con fluidez cuando se dirigen a los niños.
Ciertos criminales pueden convertirse en miembros responsables de la sociedad, si alguien les tiende la mano para ayudarlos.
Todos estos son tonos grises; no hay ningun blanco y negro. Pero, ¿qué se hace a si mismo con sus creencias negativas? Se convierte en un ser nocivo, torpe y nulo.
Todos hemos conocido la derrota en ocasiones. Joe Louis fue campeón de peso completo durante muchos años; en la plenitud de su vida era casi invencible, un símbolo de fuerza.
Sin embargo, la primera vez que se decidió a boxear, Louis era inepto, torpe. Los aficionados lo derrotan una y otra vez. En un encuentro entre aficionados fue derribado nueve veces durante una sola pelea. Ahora que ha examinado sus creencias negativas acerca de si mismo y se encuentra en proceso de reducirlas a proporciones razonables, veamos si es posible que las descarte. Si no puede hacerlo, cuando menos manténgalas a una dimensión razonable para que pueda vivir con ellas.
Ahora vaya al siguiente paso y represente uno de sus éxitos, algo de lo que realmente se sienta orgulloso.
Sature su mente con ese pensamiento, véalo , huélalo, pálpelo, aprese ese cuadro del éxito y consérvelo en su mente.
Cuando contrataquen los pensamientos críticos, deshágase de ellos y regrese una vez mas a la autoimagen positiva, en tecnicolor.
Para vivir creativamente, debe ganar esta guerra en su mente. ¡ No se dé por vencido ! Siga luchando y es probable que gane.
Diga para si mismo: ¨Me concentraré en la confianza de mis pasados éxitos, no en mis pasados fracasos. Soy merecedor de todas las cosas buenas de la vida. Soy el capitán de mi barco y guiaré mi mente hacia una meta productiva¨.
SU MARCAPASO
Permita que su autoimagen sea el marcapaso de su corazón, de su mente y de su alma. Reactive cada día sus instintos para el éxito, hasta que el hábito del éxito se convierta en parte de usted, hasta que lo hipnotice, ya que después de todo el hábito es una forma de auto hipnosis.
Trabaje arduamente para desterrar las creencias negativas, para exterminar las semillas de soledad. Trabaje arduamente; no es fácil. Pero usted puede hacerlo. La lucha es infernal y si su mente esta profundamente atrincherada detrás de conceptos negativos, tendrá que combatir con fiereza para ganar su batalla. Pero se trata de una batalla que vale la pena ganar.
Para que pueda vivir creativamente, con alegría.
Para que pueda reír y cantar y recorrer orgulloso las calles a plena luz del día.
Deje que su autoimagen reforzada lo inspire para avanzar hacia una forma de vida más vital.
Crea, crea en sí mismo, ese es el mejor marcapaso de todos.
El éxito, o el fracaso, a menudo llegan sobre alas que nos parecen misteriosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario