domingo, 6 de junio de 2010

CÓMO ENCARGARSE DE CUALQUIER TAREA


Esta lección es una de dos venerables joyas de la literatura de autoayuda que descubrirá en este primer semestre de postgrado. No importa cuál sea su profesión u ocupación, por el solo hecho de leerla podrá estar seguro de desempeñarse en una forma mejor el día de mañana.

Para celebrar el acto de heroísmo muy poco conocido durante la guerra entre España y Estados Unido, Elbert Hubbard escribió en el año 1899 un breve articulo pleno de inspiración, que titulo “Un mensaje a García”, publicándolo en su revista, The Philistime. Esa edición se agoto a los pocos días y poco después, las personas de la imprenta de Hubbard trabajaban día y noche para surtir todos los pedidos de reimpresión del artículo. El Ferrocarril Central de Nueva Cork ordeno más de un millón de copias para promover la confiabilidad de sus trenes, y poco tiempo después cada uno de los miembros del Cuerpo de la Marina Norteamericana recibió una copia, lo mismo de cada voy scout (niño explorador)en todo el país.

Posteriormente, Un mensaje a García se tradujo al ruso y se entrego una copia a cada uno de los trabajadores ferrocarrileros de esa nación. Durante el conflicto ruso-japonés, los japoneses no lograban comprender el significado de esos reimpresos que encontraron en poder de los incontables prisioneros rusos, pero una vez que el articulo se tradujo al japonés y se levo ante el Mikado, quien se entero de su contenido de inmediato se ordeno que se proporcionaran copias a todos los miembros del Ejército Imperial y a todos los empleados del gobierno
Las inspiradas palabras de Hubbard, mas adelante traducidas a veinte idiomas, probablemente han sido leídas por más individuos que cualquier otro artículo en la historia.

Un mensaje a Gracia le enseño a toda una generaciones ciertos valores muy importantes, valores que siempre tendrán aplicación para quienes buscan el verdadero éxito…

En todo este asunto cubano haya hombre que destaca en el horizonte de mis recuerdos, igual que Marte en su perihelio.
Cuando se declaro la guerra entre España y Estados Unidos, fue necesario establecer una comunicación regida con el líder de los insurgentes. García se encontraba en algún lugar de las montañas de Cuba, que eran como una fortaleza, pero nadie sabía exactamente en donde. Ningún mensaje por correo o por telégrafo podía llegar hasta él, y el presidente debía obtener su colaboración a toda prisa.
¡Que hacer!
Alguien le comento al presidente “Hay un tipo llamado Rowan, que se encargara de buscara García y si alguien puede hacerlo es el “

Enviaron a buscar a Rowan y le entregaron una carta que debería llegar a manos de García No tengo ningún enteres especial de contarle en este momento con todos sus detalles la forma en que “ese tipo llamado Rowan” recibió la carta, la guardo en su morral de tela impermeable que ato sobre su corazón y en cuatro días desembarco por la noche en las costas de Cuba, a donde llego en una pequeña embarcación abierta; luego se interno en la jungla y tres semanas después de atravesar a pie un país hostil y de entregar la carta a García. Lo que trato de decirles es lo siguiente: Mckinley le entrego a Rowan una carta que debía llegar a manos de García; Rowan tomo la carta y ni siquiera pregunto, “¿En dónde puedo encontrarlo?”

¡Por los dioses, de allí un hombre cuya efigie debería vaciarse en el bronce inmortal para colocar su estatua en cada colegio que hay sobre la faz de la tierra.
Lo que necesitan los jóvenes no es el aprendizaje en los libros, y tampoco una instrucción sobre esto o aquello, si no que deben fortalecer sus vértebras para que aprendan a ser leales a quienes les demuestran confianza, a actuar con prontitud y a concentrar sus energías: actúen…”lleven ese mensaje a García”

El general García ya falleció, pero hay otros García. Ningún hombre que ha demostrado empeño en llevar a su término cualquier empresa para la cual eran necesarias muchas manos ha dejado de sentirse bastante consternado en ocasiones ante la imbecilidad del hombre promedio, ante la incapacidad o renuencia para concentrarse en una cosa y llevarla a cabo.

La colaboración negligente, la tonta falta de atención, la descuidada indiferencia y el trabajo hecho a medias parecen ser la regla; y ningún hombre alcanza el éxito a menos de que a tuertas o derechas o por medio de amenazas obligue o soborne a los demás para que lo ayuden; o quizá Dios, en su infinita bondad, haga un milagro y le envié como ayudante un Ángel de la luz.

Usted, lector, haga esta prueba: en este momento está sentado en su oficina, con seis empleados a su disposición. Llame a cualquiera de ellos y pídale lo siguiente:”Hádame el favor de buscar en la enciclopedia y redacte y un breve memorando referente a la vida de Corregido”.
¿Cree que el empleado dirá tranquilamente, “sí, señor” y se dirigirá a cumplir con esa tarea?
Puede apostar su vida a que no será así. Se le quedara mirando con aire de duda y le hará una o más de las siguientes preguntas:
¿Quién fue el?
¿En cuál enciclopedia?
¿En dónde está la enciclopedia?
¿Me contrataron para eso?
¿Quiere decir Bismark?
¿Y qué hay de malo en que Charle lo haga?
¿Ya falleció?
¿Le urge mucho?
¿No quiere que le traiga la enciclopedia para que usted mismo lo busque?
¿Para qué quiere saber eso?

Y podría apostarle diez a uno a que una vez a que ha respondido a esas preguntas explicando la forma de encontrar la información y la razón por la cual la necesita, el empleado ira con otro de sus compañeros para pedirle que lo ayude a tratar de buscar a García y después regresara a decirle que nunca ha existido alguien con ese nombre. Por su puesto, podría perder mi respuesta, pero según la ley de probabilidades no será así.
Ahora bien, si es sensato ni siquiera se molestara en explicarle a su “ayudante” que Corregía esta bajo la letra C y no con la K, si no que sonreirá con toda dulzura y dirá, “No se preocupe” y lo buscara usted mismo. Y esa incapacidad de una acción independiente, esta estupidez moral esta invalidez de la voluntad, esta falta de disposición para tomar con gusto la otra punta y ayudar, todas esas son las cosas que hacen que el Socialismo puro este tan lejos en el futuro.

Si los hombres no actúan para sí mismos, ¿Qué harán cundo el beneficio de todos sus esfuerzos sea para todos?

Parece ser necesario tener un seguido oficial con un garrote nudoso; y el temor de “in despido “el sábado por la noche es lo que mantiene a muchos trabajadores en su sitio. Ponga un anuncio solicitando una taquígrafa y nueve de cada diez de las que aspiran al puesto carecen de conocimientos de ortografía y puntuación, y ni siquiera creen que eso sea necesario.

¿Puede alguien así escribirle una carta a García?
-¿Ve a ese contador?-me pregunto el capataz de una gran fábrica.
-Sí, ¿Qué hay con él?
-Pues bien, es un buen contador, pero si lo envió a alguna diligencia, quizá la lleve a cabo bien y, por otra parte, tal vez se detenga en cuatro cantinas en el camino y cuando llegue a donde lo envié ya se olvido de la razón por la cual lo hice.
¿Es posible confiarle e un hombre así un mensaje a García?
Recientemente, hemos escuchado una gran cantidad de sensiblera simpatía hacia “los oprimidos ciudadanos que trabajan en fábricas en donde explotan a los obreros “y hacia “los vagabundos sin hogar en busca de un empleo honesto “y junto con todo ello, a menudo también se escuchan palabras muy duras criticando a quienes tienen el poder.
Pero no se dice nada del patrón que envejece antes de tiempo en un vano intento de logar que los desafilados holgazanes desempeñen un trabajo inteligente; y de su larga y paciente lucha para encontrar un “ayudante” que no haga otra cosa que haraganear en cuanto el jefe vuelve la espalda. En cada almacén y fábrica tiene lugar un constante proceso de eliminación y rotación de personal.

El patrón continuamente despide a “ayudantes, que han demostrado su incapacidad para fomentar los intereses del negocio y contrata a otros. No importa lo buenos que sean los tiempos, esta rotación de personal es constante: únicamente si los tiempos son difíciles y el trabajo escaso, esa rotación se lleva a cabo en una forma más selecta, y salen para siempre los incompetentes y los indignos .Se trata de la supervivencia del mas apto. El propio interés impulsa a todos los patrones a conservar a los mejores, a los que son capaces de llevarle un mensaje a García.

Conozco un hombre que en muchos aspectos es brillante, pero que no posee la habilidad de dirigir un negocio propio y que además es absolutamente incapaz de trabajar para nadie más por que constantemente lleva consigo la loca sospecha de que su jefe es un opresor o que pretende explotarlo. Es incapaz de dar órdenes y tampoco está dispuesto a recibirlas. Si a caso le entregan un mensaje para García, es muy probable que su respuesta serie “¡Lléveselo usted mismo!”

Hoy por la noche ese hombre recorrerá las calles en busca es un trabajo, con el viento silbando a través de su raido abrigo. Nadie que lo conoce se atreve a emplearlo, pues es un perpetuo agitador que incita al descontento. Se muestra sordo a la razón y lo único que logra impresionarlo es la punta de una bota de gruesa suela del número nueve.

Por su puesto, se que alguien con una deformidad moral tan grande no es menos digno de compasión que un lisiado físico; pero en nuestra compasión también vertemos una lagrima por esos hombres que luchan por sacar adelante una gran empresa, cuyas horas de trabajo no están limitadas por el silbato y cuyo cabello encanece muy pronto a causa de esa lucha para mantener a raya la descuidada indiferencia, la desordenada imbecilidad y la desalmada ingratitud de quienes, de no ser por su empresa, se encontrarían hambrientos y sin hogar.

¿Cree que he expresado esto con excesiva dureza. Posiblemente lo he hecho pero cuando tofo el mundo se dedica a dolerse de los “desamparados, quisiera expresar una palabra de simpatía dirigida al hombre que alcanza el éxito, el hombre que contra todas las probabilidades ha encaminado los esfuerzos de los demás y una vez que ha triunfado, encuentra que no ha logrado nada: nada que no sea apenas comer y vestirse. Yo he llevado una portaviandas y he trabajado por un salario diario y también he sido patrón que contrata mano de obra y sé que hay algo que decir en favor de ambas partes. E n la pobreza no existe la excelencia, per se; los andrajos no son ninguna recomendación: y todos los jefes no son rapaces y déspotas, como tampoco todos los hombres son virtuosos. Mi corazón va hacia el hombre que desempeña su trabajo cuando el “jefe” está ausente, igual que cuando está presente. Y hacia el hombre que cuando se le entrega una carta para García, tranquilamente la toma en sus manos sin hacer preguntas idiotas y sin ninguna intención oculta de echarla a la alcantarilla más cercana o de hacer cualquier cosa que no sea entregarla, que jamás es “despedido” ni tiene que emplazar a una huelga para obtener un salario más elevado. La civilización no es otra cosa que una prolongada y ansiosa búsqueda para encontrar a tales individuos. Cualquier cose que pida un hombre así, le será concedida. Se le necesita en cada ciudad, población y aldea en cada oficina, taller, almacén y fabrica. El mundo clama por tales hombres; se necesita, y mucho, a esos hombres capaces de “llevarle un mensaje a García “.

No hay comentarios: