domingo, 6 de junio de 2010

COMO LUCIR COMO UN TRIUNFADOR


Sabía que, tarde o temprano llegaríamos a etilo, ¿no es verdad?
¿Qué es lo que ven los demas cuando miran cu su dirección? ¿Un éxito obvio? ¿O más obvio un perdedor en la vida? Y ¿por qué medios, por qué sistema de valores, se atreven a juzgarlo a usted, eti muchos casos un completo extraño, con tanta rapidez? Usted ya conoce la respuesta: ¡por la forma en que luce!
Le guste o no, puesto que lo que busca es el éxito, esa imagen externa que proyecta y que contempla el mundo, es casi tan importante para su progreso como lo es la imagen interna de la que ha aprendido tanto en las lecciones ante-riores. Daniel Webster estaba en lo cierto al declarar, "El mundo está gobernado más por las apariencias que por las realidades".
Afortunadamente, usted puede mejorar su imagen externa en mucho menos tiempo del que se requiere para cambiar y mejorar su yo interno. En esta lección tomada de su libro, Sucess!, Michael Korda, autor y ejecutivo editorial, empezara
desde su cabeza y le enseñará, paso a paso, la forma de adquirir lo que él llama "el aspecto de un triunfador " y " los pertrechos del éxito".
El mundo está saturado de costosos símbolos de posición social, cualquiera de los cuales puede adquirir, siempre y cuando usted disponga del dinero y experimente la necesidad de tales galas a fin de demostrarse a sí mismo, y a los demás, que ha "llegado". Pero hay un símbolo que puede adquirir con una mínima inversión de tiempo, dinero y sentido común, el cual le proporcionará más satisfacción que cualquier otro, ese grato aspecto de éxito que muestra al mundo y esa adquisición no tiene que esperar hasta que haya reunido su primer millón o haya avanzado hasta las "filas de los ejecutivos". Usted puede, y debe, empezar a ataviarse para el máximo éxito el día de hoy. Y cuando lo haga, las recompensas lo dejarán sorprendido. . .
Quizá sea cierto que la belleza sólo está a flor de piel, pero aún así queda el hecho de que gran parte del tiempo, el mundo lo juzgará por su apariencia. Si ofrece un aspecto de perdedor, eso difícilmente lo ayudará a ascender hasta el éxito. Si quiere ser un ganador, muy bien podría empezar a parecerlo desde ahora. Es obvio que gran parte de ello depende del campo en el cual desee alcanzar el éxito. Un ambicioso músico que toca la guitarra en un conjunto de rock quizá se sienta llamado a alcanzar cierta clase de distinción buscando la máxima excentricidad en su forma de vestir y en su apariencia, mientras que alguien cuya ambición es ascender a las filas de ejecutivos de IBM harían bien en comprarse algunas camisas blancas y someterse a un buen corte de cabello. Sólo usted puede estar seguro de las normas que rigen con mayor probabilidad en su profesión o en su trabajo. En general, no puede andar muy equivocado si adopta las de las personas mayores y de éxito en su propia organización.
SI NO ES UN PAUL NEWMAN, ENTONCES. . .
Por supuesto, el rostro es lo que, todos ven la mayor parte del tiempo.
No hay mucho que pueda hacer a ese respecto y tampoco creo que haya muchos hombres dispuestos a usar maquillaje o recurrir a la cirugía plástica con objeto de corregir cualquier defecto en esa área. Por otra parte, puede sacar el mejor partido posible de lo que tiene, incluso si no es un Paul Newman. Por ejemplo, un sorprendente número de hombres se afeita muy mal. Esto es extraño, pero sospecho que es algo natural. Nadie nos enseña jamás a afeitarnos. Hay muchos hombres que en lo demás tienen una buena apariencia y que inician el día con manchas de barba que pasaron por alto a la hora de afeitarse y que al final del día lucen un excesivo crecimiento de barba nueva. Así no es como deben lucir los hombres de éxito. Aprenda a afeitarse con todo cuidado y bien, cambie de rasuraduras y de cremas de afeitar hasta que encuentre una combinación que le dé bueno resultados. Si tiene la barba muy cerrada, tenga una rasuradora eléctrica en el cajón de su escritorio y úsela.
Ese aspecto sano de hombre acostumbrado al aire libre, que quizá es el mayor símbolo del exito de todos, no necesariamente tiene que adquirirse en un balandro de carreras de doce metros de eslora anclado en un balneario de moda. Las bolsas debajo de los ojos, lo mismo que los ojos inyectados, reaccionan rápidamente al aire libre, al ejercicio y a una reducción razonable en la cantidad de cigarros que fumen y de bebidas alcohólicas que ingieran. Su rostro debe proyectar energía, no fatiga y disipación; y puesto que la mayoría de no¬sotros trabaja en el interior, necesita toda la ayuda que pueda prestarle.
Trate de estudiar su rostro como si fuese el de un extraño, lo cual es muy fácil por la mañana muy temprano, y pregúntese si en realidad le ha sacado el mejor partido posible. ¿Lucirá mejor si llevara el cabello ligeramente más largo? ¿Se hace la raya del lado izquierdo porque su madre siempre se la hacía así, o realmente es la mejor elección para su rostro? Si tiene orejas sobresalientes, ¿le ayudaría dejar que el cabello le creciera un poco más a los lados? Quizá sería una buena idea gastar cierta suma de dinero visitando a un "estilista", pero recuerde que el propósito es lucir un aspecto sencillo y natural. Si acaba con un estilo de cabello que requiere el uso de una pistola de aire caliente, un atomizador y alguna crema acondicionadora para mantenerlo peinado, no sólo se aburrirá del proceso, sino que es casi seguro que lucirá un aspecto artificial.
Es muy comprensible que quienes tienen problemas de calvicie quieran meditar un poco sobre la idea de usar un bisoñe o una peluca, pero aquí se impone una palabra de advertencia. Las pelucas no sólo son objeto de hilari¬dad para muchas personas, sino que también representan una clase de deshones¬tidad, pues quien las usa pretende tener más cabello del que en realidad tiene. Si existe la más mínima posibilidad de que su peluca sea muy visible, o incluso que sospechen que usa una, no lo haga. Una vez que lo hayan descubierto usan¬do una, es muy probable que nadie vuelva a confiar en usted, y la mayoría de la gente será lo único que recuerde.
Mi opinión personal es que por lo común es mejor aceptar su suerte y optar por salir al mundo francamente calvo. Después de todo no está solo.
Quizá el destino no le concedió una dentadura perfecta y no quiera incurrir en el gasto y el dolor de que le pongan coronas, a menos que su profesión sea la de actor; pero de ser necesario, no hay razón alguna para no someterse a una limpieza profesional con tanta frecuencia como lo requiera. Si fuma mucho; entre mas veces acuda a su dentista para que le haga una "limpieza", tanto mejor, pues los dientes amarillentos enfrían el ánimo de los demás. En lo que concierne a las uñas, no creo que a la mayoría de los hombres le agrade la idea de un manicure profesional y yo mismo me siento inclinado a desconfiar de los hom¬bres cuyas uñas lucen pulidas y barnizadas. Pero al menos deben lucir cortas, limpias y bien recortadas y sorprendentemente, con mucha frecuencia esto no sucede.
ANTEOJOS
Vale la pena prestar cierta atención a la clase de anteojos que elija, no solo porque sirven a un propósito útil o como un insimulen lo de apoyo, sino porqué es una de las pocas áreas en las que legítimamente puede desarrollar un estilo personal, un sello que lo distinga. Adquiera unos anteojos que favorezcan su rostro; por lo común, lo más conveniente son Ion marcos de oro sencillos. Sin embargo, el símbolo de posición social que está de moda son los grandes lentes de aviador. Por muy a la moda que estén, cuidado: si su rostro es poqueño, lo harán lucir como ardilla. Evite los marcos de plástico de colores, lo mejor después del oro, real o de imitación, es el carey. Una excepción: en el mundo de los intelectuales, el marco adecuado es el de plástico transparente color carne, S con lentes muy pequeños y patas delgadas. Los lentes con decoraciones en metal o con adornos quedan eliminados. No compre lentes sin antes recortar algunas fotografías de personas que usan la clase de lentes que usted cree que lucirán bien en su rostro. A menos de que esté seguro de lo que busca, es probable que salga de la óptica completamente aturdido. En la actualidad hay una sorpren¬dente variedad de estilos a la venta.

INDUMENTARIA
Casi todos los hombres de negocios se preocupan mucho por la ropa y si observamos a los asistentes a una convención de negocios promedio, es fácil comprender por qué, pues el número de hombres que genuinamente se las arreglan para vestir de acuerdo con el éxito que han alcanzado es muy reducido. Si quiere tener éxito, puede apresurar el proceso vistiendo en una forma ade-cuada y eso no necesariamente tiene que costarle una gran suma de dinero. Recuerde: la forma en que use su ropa es casi tan importante como lo que usa.


Una de las peculiaridades de la actitud de la gente hacía la ropa es que todos empiezan a vestir para el éxito cuando ya lo han alcanzado, y esto es un error. Vista ahora como si ya hubiera alcanzado el máximo éxito. Su objeto es distinguirse de los demás en una forma tranquila y digna, pero inconfundible, demostrando que es un triunfador.
Si estudia a los miembros de más edad dentro de su organización o de su profesión, verá que casi siempre usan trajes sencillos en color azul marino o gris oscuro, con o sin un dibujo apagado o rayas ligeras. No es más costoso comprar un traje azul marino que uno café o verde o con algún diseño nudoso de paño que parece como si lo hubiesen diseñado para tapizar los muebles de una cadena de moteles económicos. No hay ninguna ocasión durante el día de trabajo (o por la noche) en que sea inadecuado un traje azul marino o gris oscuro. Con otra clase de traje, cuando menos el cincuenta por ciento de las veces corre el riesgo de verse fuera de lugar.
En los niveles más elevados del éxito se considera como un signo de distitición a sastres de renombre como Morty Sills, Dunhill's o Roland Meledandri de Nueva York y Huntsman o Hawes y Curtís, Ltd, de Londres. Es posible gastar casi mil dólares en un traje sencillo y si puede permitirse ese lujo, ¿por ¿que no hacerlo? El placer de que se lo hagan a su medida y el hecho de que use Un símbolo visible de su posición social puede compensar la inversión.
Sin ernbargo, esta clase de refinamiento sólo es perceptible para un reducido número de personas (casi todas acostumbradas a vestir incurriendo en un gasto similar) y está fuera del alcance de la persona promedio. Puede gastar lo que acostumbra normalmente, pero asegurándose de elegir un saco con una sola hilera de botones ya sea azul marino (mientras más oscuro mejor) o de un tono gris oscuro. La tela no debe tener ningún dibujo extravagante; también es importante evitar las puntadas o galones contrastantes, los bolsillos con botones y las solapas tan anchas que lleguen hasta los hombros. Busque la clase de traje que esperaría que usara un banquero o un clérigo.
Una vez que lo haya encontrado, sea implacable en lo que se refiere a las alteraciones. No importa lo que cueste el traje, pero debe ajusfar bien. No hay nada que haga lucir a un hombre como un fracasado que un traje mal ajustado. Si es delgado, pida al sastre que le meta un poco al saco a la altura de la cintura, para dar un efecto ligeramente acampanado. Si no es delgado, adopte un aspecto rnás chapado a la antigua, en el que los lados del saco caen más o menos rectos. No opte por esas cinturas exageradas (el llamado "aspecto continental") a menos de que quiera que lo confundan con un corredor de apuestas o con un gígolo.
La solapa izquierda del saco debe tener un ojal; es lo correcto, lo tradicional y luce bien allí. Los puños deben tener por lo menos tres botones, y si es posible cuatro. Si el traje únicamente tiene dos, pida que le cosan un tercer botón o há-galo usted mismo. Lo ideal es que los botones de la manga no sólo sean de adorno, sino que puedan abotonarse y desabotonarse, pero para lograr ese pequeño toque de corrección tiene que acudir a un sastre.




Otro aspecto que debe cuidar cuando le ajusten el saco es el cuello en la parte posterior. Es vital que el cuello quede suficientemente alto, de manera que esté pegado a la parte posterior de su propio cuello, en vez de que quede holgado y separado de él, como sucede casi siempre. Esta es la clase de detalles en los que debe mostrarse firme. Insista en hacer sólo un pago parcial por el traje y salde el resto una vez que haya quedado satisfecho con las alteraciones. Y asegúrese de quedar satisfecho.
El pantalón casi siempre es llevado demasiado corto y no hay nada peor que un hombre que luce los tobillos cuando está de pie. Debe insistir en que el pantalón sea suficientemente largo para que "caiga" ligeramente sobre el calzado. No importa si tiene o no valencianas, aun cuando de hecho las va¬lencianas del pantalón hacen que tenga mejor caída al añadir un poco de peso en la parte inferior. Si los pantalones no tienen valencianas, pida que los corten en ángulo, de manera que queden un poco más largos en la parte de atrás que al frente. Cualquier sastre puede encargarse de esto.
Cuídese de los pantalones demasiado largos o anchos en la parte inferior, pues esto tiende a dar a las piernas cierto aspecto desgarbado parecido al de un elefante. En la actualidad es difícil evitar los pantalones con un "ligero acampanado", pero inténtelo. No es una apariencia favorecedora para la mayoría de los hombres, y únicamente deben usarlos quienes tienen piernas largas y delgadas. Para los hombres de poca estatura es un desastre, porque rara vez queda suficiente distancia entre el borde inferior del saco y las rodillas para dar ese aspecto largo y acampanado que luce tan fabuloso cuando lo usa un modelo que mide un metro ochenta y tres de estatura.
Un traje bien ajustado bien vale el tiempo y las molestias que se tome, aun cuando eso significa cierta cantidad de discusiones. Un traje "hecho" no necesariamente significa que tenga que lucir como un costal.
Un poco de cuidado también logra grandes cosas. Las personas que tienen éxito muy rara vez lucen ropa arrugada y un aspecto sudoroso y no hay razón por la cual usted tenga que hacerlo. Un repentino chubasco puede hacer que su traje luzca como algo que ni siquiera un camellero árabe se atrevería a usar.
Es conveniente que guarde un traje recién planchado en su oficina, listo paraun caso de emergencia. En general, debe poseer un número suficiente de trajes que le permita no tener que seguir usando el mismo cuando ya ha desaparecido la raya del pantalón. Si padece de caspa, consulte a un dermatólogo, pero mien-tras tanto, tenga siempre un cepillo para ropa en el cajón de su escritorio y úse¬lo. Su objetivo es lucir fresco, impecable y confiado en todo momento. Vista como si esperase una promoción al consejo de directores en cualquier momento, y quizá lo logre.
Una forma de lucir fresco es evitando las telas gruesas. Para empezar, en casi todas las oficinas se siente mucho calor, de manera que no agrave el pro¬blema usando un "traje de invierno" que lo haga sudar. Compre el abrigo más grueso que pueda encontrar y use los mismos trajes ligeros a todo lo largo del año. Es una buena forma de ahorrar dinero y al mismo tiempo eso hará que se sienta más cómodo.

Las telas de doble tejido tienen la inmensa ventaja de que no se deforman y son particularmente convenientes para viajar. Por otra parte, nunca lucen tan impecables como las telas ordinarias y casi todas se fabrican en colores extraños y poco atractivos. Si puede encontrar un color gris o azul oscuro, añada un traje de estos a su guardarropa y úselo para viajar. Si viene con botones de fantasía, como casi siempre sucede, pida que los remplacen con otros negros sencillos.
Los blazers deben ser azul marino, con una sola hilera de botones dorados y sin adornos. Nunca nunca deben llevar una insignia en el lado derecho y siem¬pre deben usarse con pantalón gris oscuro. Si se dedica a la clase de negocio en donde pueda lucir bien con un saco sport de vez en cuando, escoja un paño de lana ligero, de cuadros discretos y pequeños, y pida que cambien los botones de cuero por unos más sencillos, de hueso. En lo personal, creo que no tiene na¬da de malo usar parches de gamuza en las mangas si el saco ya tiene diez años o más de uso y los codos han empezado a desgastarse. Pero es ridiculo comprar un saco sport nuevo con parches de gamuza en los codos.

LOS PERTRECHOS DEL ÉXITO
Camisas
A pesar de todo lo que se dice en contra, una simple camisa blanca luce mejor que cualquier otra cosa cuando se usa con un traje. Si puede encontrar camisas blancas, lisas, cien por ciento de algodón y con cuello que se abotona, tiene suerte. Actualmente, Hay un culto por las camisas extravagantes, pero mi experiencia me indica que los hombres lucen mejor con camisas sencillas y que casi todos los hombres de éxito usan camisas blancas o azules, con líneas ocasionales y muy delgadas en un color apagado.
Una regla básica: las mangas cortas quedan eliminadas. Un hombre que no luce por lo menos dos centímetros y medio de puños de las mangas sobresalienles del saco da la impresión de andar desnudo.
También es un error llenar de objetos el bolsillo de la camisa (si lo tiene). Los bolsillos de las camisas son puramente decorativos y una hilera de bolígralos y lápices prendidos en el borde simplemente le darán el aspecto de em¬pleado del archivo.
A pesar de la pasión contemporánea por esos cuellos de camisa que dan la impresión de ser alas de alguna ave gigantesca, la apariencia del hombre de éxito exige moderación y sentido común en esta área. El cuello de la camisa debe lucir natural y sentirse cómodo, y si viene con pequeñas aberturas para varillas de plástico, úselas y tenga siempre una buena provisión de ellas. Un cuello doblado luce desaliñado y desaseado.
Sospecho que la mayoría de los hombres se siente más feliz con botones en los puños que con mancuernillas. Pero recuerde: si piensa usar mancuernillas, deben ser tan sencillas y discretas como sea posible.


No importa cuál sea su costo, no deben atraer la atención; probablemente las mejores sean las sencillas de oro, aun cuando por lo común sólo las usan quienes las han he¬redado.
Durante los años de Nixon, se concedía mucha importancia a la posesión de las pequeñas mancuernillas esmaltadas que lucían el sello del presidente de Estados Unidos y que el señor Nixon obsequiaba a los visitantes a la Casa Blanca. Esas mancuernillas se guardaban en uno de los cajones del escritorio del pre¬sidente, al cual John Enrlichman se refería como el cajón de "Mickey Mouse" y todavía pueden verse en los puños de los partidarios de Nixon. Varias or¬ganizaciones pusieron a la venta unas mancuernillas parecidas con dibujos esmaltados y cualquiera de éstas es más adecuada que un par de pepitas de oro (chapeadas), una gran piedra de imitación o cualquier otra cosa de aspecto igualmente vulgar. Incluso puede comprar botones unidos como mancuernillas, en caso de que ya se haya arrepentido de haber comprado camisas con puños franceses.
Corbatas
La moderación también es muy importante en el caso de las corbatas. Para quienes han aumentado de peso, una corbata muy ancha tiene ciertas ventajas. Noel Coward acostumbraba decir que sus corbatas se volvían cada vez más an-chas a medida que envejecía, porque tendían a ocultar su estómago. En general, le sugiero que no compre corbatas demasiado anchas o demasiado delgadas; en cuanto al color y al dibujo, mientras menos llamativos y ostentosos, mejor. Los dibujos discretos de rayas, cuadros, lunares y otros están bien, pero ningu¬na corbata debe dar la impresión de que lleva un anuncio de neón en el pecho. No hay nada de malo con los colores, siempre y cuando sean moderados y el dibujo debe ser discreto, nada de formas geométricas irregulares ni de resplan¬dores de sol.
Dudo que nadie necesite realmente un pisacorbata, sobre todo con el ancho de las corbatas modernas, pero si lo cree necesario, debe ser completamente liso y nada llamativo y usarse muy abajo, cerca del cinturón, de manera que no se vea cuando use el saco abotonado.
Pañuelos y demás accesorios
En el bolsillo del saco debe llevar un pañuelo y nada más. Debe ser de lino blanco liso, o posiblemente un simple cuadro de un color tenue y nunca debe hacer juego con la corbata. Sólo debe quedar visible una pequeña parte del pañuelo, que debe estar desdoblado y ligeramente arrugado, y no en pequeños triángulos o doblado en un cuadro recto.
Bajo ninguna circunstancia debe llevar lápices, plumas o anteojos con su estuche en el bolsillo del saco. Igual que en el caso del bolsillo de la camisa, esto ofrece una apariencia de muy poco éxito. En general, es conveniente redu¬cir el número y el peso de las cosas que acostumbra llevar, muchas de las cuales pueden guardarse en el portafolios. No empiece el día llenándose los bolsillos con una pluma, un lápiz, una cartera abultada, monedas, chequera, cigarros, encendedor y anteojos.
Elimine cualquier cosa que no necesite realmente y si tiene que llevar algo consigo, guárdelo en los bolsillos del pantalón, no en los del saco.
Tirantes y tinturónos
Muchos hombres de éxito acostumbran usar tirantes en vez de cinturón. Esto es correcto, pero nunca use tirantes y cinturón, pues esto es Indicio de una verdadera ansiedad. En cuanto a los cinturones, mientras más ligeros y más sencillos sean, mucho mejor. Los cinturones muy labrados con hebillas extravagantes están bien para los vaqueros y lucen estupendos con pantalones de mezclilla, pero no sirven para ningún propósito cuando se usan con un tra¬je de negocios, a menos por supuesto que usted sea vaquero y los combine con botas vaqueras y un sombrero Stetson.
Calzado
Suponiendo que no use botas vaqueras, eche un buen vistazo a su calzado. Las personas que han alcanzado el éxito se muestran muy exigentes con el calzado y usted también debería hacer lo mismo. No tiene ningún caso vestir con sumo cuidado si usa zapatos de suela gruesa que hacen que sus pies luzcan como los de King Kong. Uno de los propósitos del calzado es indicar que quien lo usa no tiene necesidad alguna de caminar entre el lodo y la lluvia como las personas ordinarias. Esta es una antiquísima función de los zapatos. La forma exagerada de las botas vaqueras, con las puntas muy angostas y el tacón alto fue ideada para que fuese evidente que quienes las usaban jamás tenían que caminar igual que un granjero o un patán, sino que siempre andaban a caballo. Los grandes españoles usaban botas de una piel muy delgada y flexible, lo cual los obligaba a montar a caballo directamente desde las escalinatas de mármol de sus mansiones, ya que les era imposible caminar entre el lodo y la tierra. Una simple regla acerca del calzado: la apariencia de éxito es el mínimo absoluto de calzado.
Durante los días lluviosos y las nevadas, y hasta que no se convierta en una de esas personas de éxito a quienes tratamos de emular y que viajan en grandes limosinas sin jamás mojarse los pies, use un par de buenos zapatos resistentes para caminar cuando vaya a su trabajo y guarde sus zapatos buenos en la oficina. Yo tengo unos mocasines de piel, de Gucci, que me parecen ideales, puesto que jamás necesitan lustrarse y siempre tienen un aspecto elegante. Pero aun cuando Gucci se ha convertido en una especie de símbolo de éxito y posición social cualquier calzado ligero, bien hecho y sencillo estará bien, siempre y cuando esté bien lustrado y no tenga los tacones desgastados.
En general, creo que el calzado negro es más práctico y útil que el de color café para esa apariencia de éxito. Puede usar el negro con ropa gris y azul marino y casi con cualquier otro color, lo que no sucede en el caso del café. Además, el negro siempre se ve correcto, en tanto que los puristas desdeñan el color café para usarlo por la noche. Evite el calzado muy puntiagudo o con puntas pesadas y cuadradas; hasta donde sea posible, los zapatos deben tener una forma parecida a la de su pie y no deben tener ribetes, puntadas, dibujos o franjas de adorno.
Los tacones altos decididamente quedan eliminados y no tienen nada qué hacer en la apariencia del hombre de éxito. Sucede lo mis¬mo con las suelas muy gruesas, los "zapatos espaciales", las sandalias y el cal¬zado hecho de tiras de cuero, como los huaraches de los campesinos en México.
Calcetines
Con excepción de mostrar varios centímetros de tobillo cuando el pantalón cuelga a medio mástil, hay muy pocas cosas que luzcan peor que unos calcetines cortos o los que caen enrollados sobre el tobillo. Afortunadamente, esta es un área en la cual la solución es muy sencilla y le evitará pensar mucho en ello; compre calcetines negros largos del tipo ajustable. El negro siempre luce bien con todo y por lo menos le quitará de la mente el problema de una decisión más. Hay varias buenas marcas que conservan su ajuste indefinidamente.
Sombreros y demás
En lo personal, estoy en contra del sombrero, pero comprendo que en ciertos climas es necesario usarlo. Las personas que tienen mucho éxito no tienen por qué usarlo (tienen sus limosinas) y rara vez lo hacen; pero si usted cree que es una necesidad, no compre uno con un ala muy angosta, sobre todo si es de rostro rollizo. Evite cualquier sombrero que se vea cómico.
Por supuesto, en algunas personas todos los sombreros lucen cómicos. Si se encuentra dentro de esta categoría, compre un buen paraguas de color negro y con mango liso. Recuerde que si quiere vestir como hombre de éxito, eso significa que debe lucir su mejor aspecto aun cuando sean las cinco de la tarde de un día húmedo, en que todo le ha salido mal y a quien sorprendió la lluvia al regresar a su oficina después de la comida. Lo que debe hacer es proyectar la apariencia de alguien a quien jamás afectan los elementos, que siempre se las arregla para lucir fresco y lleno de energía, dispuesto para cualquier cosa. La mayoría de las personas llega a adquirir cierta clase de sentido del bien vestir a través de una dolorosa experiencia a medida que logra ascender en el mundo. Usted no tiene que hacerlo. frente al espejo y de el primer paso hoy mismo
CÓMO VISTE LA MUJER DE ÉXITO
Las mujeres se enfrentan a un problema mucho más grave para decidir que es lo que deben usar cuando han alcanzado el éxito, aun cuando sólo sea porque hay muy pocas pautas y modelos que pueden usar. La industria de la ropa femenina todavía no se ha enfrentado al hecho de que la mujer necesita ropa de negocio consistente y que les ofrezca una sensación de seguridad, tanto como a los hombres. Sin embargo, las tnujeree tienen una ventaja sobre los hombres y es que «utos últimos no tienen la menor idea de lo que debería usar una mujer de éxito y por consiguiente no se encuentran en muy buena posición para criticar.
Además, mis antecedentes cultuniIcH les dificultan expresar una crítica abierta de la ropa femenina, aunque por Hiipuesto esto no es imposible. En otras pala-bras, si usted es una mujer de negocios ambiciosa y sus superiores inmediatos son hotnbres, probablemente saldrá adelante mejor de lo que podría hacerlo cualquier hombre en su posición. Ksto no quiere decir que necesariamente sea una buena idea aprovecharse de esto, pero vale la pena recordar que un hombre que podría juzgar rápidamente H¡ un ejecutivo del sexo masculino viste en for¬ma adecuada, encontraría difícil dc.finir con exactitud qué sería apropiado para usted.
Hay tantas prendas de vfiHlir femeninas que se basan en la fantasía, que sería difícil tratar de establecer una serie confiable de normas. Sin embargo, casi todas las mujeres de éxito hacen un esfuerzo decidido para encontrar un estilo de vestido sencillo que lir/.ca bien en ellas, que parezca apropiado para el negocio al que se dedican y que no tenga grandes probabilidades de despertar comentarios masculinos advermiH. ICs obvio que gran parte de esto depende de la clase de negocio a que se dedique. Un empleo en una agencia de publicidad o en la editorial de una revista es diferente al de un banco o una oficina de go-bierno, pero en general, la mujer de éxito debe evitar los extremos en el vestir. Hace algunos años, mi propio banco abandonó su código de vestir, permi¬tiendo que el personal usaní prácticamente lo que quisiera. Bueno, no exacta¬mente, l'lri un estallido de diHcriiuinación sexual a la inversa, exigieron que el personal del sexo masculino usara traje y corbata, pero concedieron a las mu¬jeres una libertad más o mcnoH absoluta. He visto que muchas de las cajeras usan pantalones vaqueros entallados, camisetas e incluso blusas halter, lo que me parece bien (estoy en favor de la libertad). Pero la mujer que asciende hasta un puesto de supervisora o a una vicepresidencia es la que usa trajes sencillos y bástanle formales. Y creo que en esto hay una lección: de una manera general, las mu/eres pueden usar lo que. deseen, dentro de ciertos límites obvios;pero las mujeres ¡ue progresan tienen mucho cuidado de vestir en una forma discreta y conservadora.
Quizá lo mejor que ha aparecido en el mercado para las mujeres ambiciosas es el vestido camisero diseñado por Diane von Furstenberg. Luce bien prácticamente, en cualquier figura, es aceptable casi en cualquier circunstancia social o de negocios, es un símbolo reconocido de posición social y se encuentra casi en cualquier parte. No se arruga, no pasa de moda, sus diseños son distintivos y "femeninos" sin llegar a ostentosos y puede usarse en cualquier largo, desde el conservador abajo de la rodilla hasta el llamativo a medio muslo.
Si yo fuera mujer de negocios, compraría una docena de esos vestidos. También creo que valdría la pena invertir en algunos trajes clásicos y sencillos en coloren oscuros, sobre lodo en tonos grises y azules. Me parece que el verdadero traje sastre clásico ES el chanel, pero hay muchas imitaciones que darán el mismo buen resultado y que cuando se usan con una simple blusa blanca no sólo lucen muy bien, SINO que son perfectamente apropiados incluso en la reunión de negocios MAS pomposa.
Las feministas pueden rebelarse ante esta sugerencia, pero creo que una mujer que quiere alcanzar el éxito haría bien en hojear las revistas de modas femeninas, sobre todo Vague y Bazaar, así como también Glamour y Mademoiselle, cuando publican ediciones sobre el tema de la "mujer que trabaja". Quizá encuentre algunas ideas que le permitan crear su propia "apariencia de éxito". Necesita toda la ayuda que pueda obtener y es una gran ventaja saber qué es lo que usan las demás mujeres en profesiones mas o menos comparables.
Evite: los colores demasiado brillantes, la ropa "exagerada", los pantalones demasiado entallados, las faldas tan cortas que la hagan'lucir como porrista de una escuela secundaria, los escotes muy pronunciados y los pantalones de mezclilla.
Es natural que los hombres resientan a las mujeres que se toman más liber¬tades en el vestir de las que se les permiten a ellos y también se sienten incómo¬dos en situaciones de negocios con una mujer que viste ropa demasiado provocativa. Quizá haya ciertas ocasiones en las cuales una mujer pueda sacar partido de un atavío seductor, pero generalmente hablando, sólo obtiene una ventaja a corto plazo, que más adelante pagará con una pérdida a largo plazo. Tal vez ya tenga suficientes problemas tratando de abrirse camino hasta la cima para tener que incrementarlos por la forma en que viste y se presenta ante los demás.
Durante varios milenios, la mujer se ha vestido para responder a las nece¬sidades de fantasía del sexo masculino y para demostrar que ninguna mujer podría competir en términos físicamente iguales. Los amplios vestidos y las pelucas del siglo dieciocho, las crinolinas y polisones y los sombreros del siglo diecinueve, la apariencia "excéntrica" de los grandes modistos franceses de nuestra propia época, todo ello ha convertido a las mujeres en objetos más o menos decorativos y estáticos, que en algunos casos apenas pueden moverse del punto A hasta el punto B sin la ayuda de un hombre. Existe una rebelión natural y muy justificada en contra de esta tradición y de todo lo que implica limitaciones y representación de un papel.
Ahora bien, lo principal es que se concentre en hacer que los hombres se sientan cómodos y así su ascenso será más rápido, l'or esta razón, los extremos en el maquillaje y el peinado normalmente son un error. Es importante que aprenda a sacar el mejor partido de sí misma, pero no hasta el grado de oscurecer su identidad y su aspecto natural. Por ejemplo, no puedo menos que observar que casi todas las mujeres de éxito que he conocido usan barniz de uñas transparente y natural, en vez de tonos brillantes u oscuros. Esto tiene sentido, pues muchos hombres se sienten amenazados ante la vista de esas largas uñas escarlata, aun cuando dentro de otros contextos esto pueda ser excitante para ellos como una señal sexual. Es más, las mujeres que llevan las uñas largas y pintadas por lo general dan la impresión de ser incapaces de desempeñar nin¬gún trabajo efectivo. Una vez más, representan un símbolo de posesión sexual impuesto por el hombre, la prueba de que es él quien mantiene a la mujer y por consiguiente ella no necesita trabajar. Es un pequeño detalle, pero también la clase de cosas que no pasan inadvertidas.
Las mujeres tienen una gran ventaja sobre los hombres, y es que su ropa es más cómoda. Es perfectamente posible que una mujer use un vestido sencillo, un mínimo de ropa íntima y unos zapatos que apenas son algo más que unas tiras de piel con tacones y aún así vestir en forma decorosa para una reunión de negocios. En nuestros días, muy pocas personas observarán si usa o no medias y es probable que las piernas desnudas no sólo no causen un escándalo, sino que incluso pasen inadvertidas. Cuando se considera que muchos hombres, en circunstancias parecidas, tienen que usar ropa interior, calcetines, un par de zapatos pesados, pantalón, camisa, corbata y un saco forrado, comprenderá que no todo en la vida favorece al hombre.
ARTÍCULOS QUE SE LLEVAN EN LA MANO
Correcto: una mujer de éxito lleva un bolso de mano.
Correcto: una mujer de éxito lleva un portafolio.
Incorrecto: una mujer de éxito no lleva ambas cosas.
En lo personal, creo que una mujer de negocios se ve mejor llevando un buen portafolios. Da una impresión profesional y establece su pretensión de seriedad. Cualquier cosa que llevaría normalmente en un bolso de mano se pue¬de llevar en el portafolios con la misma facilidad y además puede llevar muchas otras cosas.
Tengo la impresión muy definida de que en una situación de trabajo los hombres se sienten nerviosos cuando la mujer coloca su bolso de mano sobre el escritorio o cerca de su vecino inmediato. Quizá eso se deba a que en la mente del hombre el bolso es un símbolo de femineidad y contiene Dios sabe cuántas pertenencias íntimas femeninas. En ciertos casos, la mujer puede aprovechar esa situación; si tiene que hacer un trato con un hombre, deposite su bolso de mano sobre su escritorio al tiempo de sentarse y es casi seguro que ese ademán lo distraerá, haciéndolo perder el equilibrio. Por otra parte, si trata de obtener una promoción y quiere tener éxito en el mundo de los negocios, nunca deposite el bolso sobre el escritorio de un hombre o encima de una mesa de conferencias. Eso ofrece una imagen errónea y es casi seguro que los hombres lo resientan, aun cuando sea en una forma inconsciente.
Si usa portafolios, escoja uno grande y sólido, tan parecido como sea posible al que usan los hombres. Es muy efectivo el que en él aparezcan sus iniciales grabadas. La vista de un portafolio de una marca conocida en manos de una mujer, atemoriza a muchos hombres de edad madura y eso es algo que puede aprovechar en el mundo de los negocios.

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