Sólo tiene una vida para vivir.
¿La está viviendo con dignidad, con un propósito, con una estrategia para una constante madurez, o es un poco mas que una marioneta viva cuyos hilos mueven los demás?
Los borregos, por un sentido de la propia conservación, siempre permanecen con el rebaño. Cualquier deseo de aventura o de exploración, incluso de alimentación y agua, es reprimido instintivamente por el conocimiento de q el peligro acecha más allá del circulo protector del grupo.
¿Por qué tantos de nosotros actuamos como si fuésemos borregos? ¿Por qué abandonamos el control de nuestra vida en manos de otros, mientras andamos vacilantes y solitarios a lo largo de cada día esperando únicamente la siguiente orden para saltar, inclinarnos o actuar para que nos den de comer?
Siempre que permitimos que los demás controlen nuestras vidas, depositamos nuestro futuro en sus manos, abdicamos nuestro derecho a hacer elecciones que sean benéficas para nosotros y sofocamos cualquier oportunidad para madurar. Sin metas, sin prioridades, sin ninguna estrategia que sea nuestra, vamos a la deriva con el rebaño, cruzando a través de una interminable pradera de mediocridad, incapaces de liberarnos, de lograr incluso una mínima parte de los sueños que otrora acariciaremos.
Tal condición es sombría, pero curable. Usted puede aprender a controlar su vida, a establecer y después perseguir sus propias metas, a dejar muy atrás el rebaño. Usted puede aprender a erguirse por si mismo, a decir “no” en vez de “si”, a actuar en vez de dejar que los demás actúen por usted.
Usted no es un borrego ni esta perdido. Cualquier control sobre si mismo al que haya renunciado puede recuperarse, de manera que una vez más vuela a asumir el mando de su propio destino. Preste mucha atención. Dos distinguidos autores y antropólogos, Nena y George O`NEIL, están a punto de ayudarlo a restaurar su dignidad y su individualidad en esta provocativa lección tomada de su libro, Shifting Gears…
Si no nos ponemos a la altura del desafío de nuestra singular capacidad de moldear nuestra propia vida, de buscar la clase de madurez que encontremos individualmente satisfactoria, entonces no tenemos ninguna seguridad: viviremos en un mundo de ignominia, en el cual nuestro yo esta determinado por los demás, en el cual nos veremos constantemente golpeados y cada vez mas aislados por los cambios que sucedan a nuestro alrededor. Sin elección no podemos tener una dirección: sin una estrategia de vida, que sea nuestra, perdemos nuestro sentido del yo (o jamás lo encontramos) y nos convertimos en un numero, en nada. Como ha comentado Jules Henry, el antropólogo:”Ya que cuando un hombre no es nada, vive únicamente gracias a los impactos del mundo exterior; es una criatura ajena a si misma, una especie de temor movida por los vientos de las circunstancias; una circunstancia que esta en conflicto con otra, ese es el flujo y reflujo del pensamiento. O bien, es un ciclón de temor en el cual los impulsos del mundo externo entrechocan al azar”. Cuando vivimos una vida de ignominia, continua diciendo Jule Henry, no consideramos la realidad, sino que solamente tratamos de derrotarla.
La realidad del mundo a nuestro alrededor, incluyendo el impacto del cambio, es algo a lo que debemos enfrentarnos si queremos madurar no podemos capitular ante ello: no podemos abdicar el derecho de hacer elecciones. La única forma en que podemos evitar sentirnos abrumados y en que podemos neutralizar las fuerzas a nuestro alrededor es encontrar nuestro propio centro, creer en nosotros mismos, hacer caso omiso de las voces internas. Solo entonces podremos interactuar verdaderamente con el mundo exterior con valor, convicción y significado.
La consecuencia de dejar que los cambios sucedan sin nuestra involucración activa es una abdicación ante la tiranía del control externo tanto en un sentido social como individual. Cuando perdemos nuestra autonomía individual y nuestra libertad de elección, entonces el resultado es la frustración, el aislamiento, la agresión y la violencia. Si no tiene el control de si mismo, entonces lo controlaran ya sean las circunstancias o las demás personas, debido al abandono de la lucha”Lo que el hombre moderno necesita no es “fe” en el sentido tradicional de la expresión”, como lo ha declarado el filosofo Maurice Friedman, “sino una posición en la vida ( las itálicas son nuestra), un terreno sobre el cual erguirse y desde el cual salir a enfrentarse con las realidades e irracionalidades siempre cambiantes de una época tectónica”. Nuestra posición en la vida es “…Ese terreno personal y social que podría permitirnos ofrecernos una resistencia a la Burocratización y a la vigencia, y a las incontables incursiones de las fuerzas Militares, Industriales, Ecológicas, económicas y políticas hacia nuestra vida personal”.
A fin de aclarar nuestra posición en la vida, de encontrarnos a nosotros mismos y aquello en lo que creemos y por lo que abogamos, necesitamos conocer no solo las pautas y principios conducentes a una estrategia de vida hacia el cambio y la madurez, sino también la forma de integra de eso principios y ponerlos a trabajar a favor nuestro. Y una comprensión del control de nosotros mismos puede ayudarnos a poner en práctica esta integración de la estrategia de vida.
COMO ASUMIR UNA POSICION POR SI MISMO
El hecho de asumir una posición, una postura por si mismo, es lo mismo que cambiar de velocidades, que madurar a través de un cambio auto dirigido.
Hay siete claves para un control creativo de si mismo, que lo ayudaran a desarrollar una posición en la vida:
1. No pida permiso Hágalo.
2. No de cuentas Verifiqué las cosas consigo Mismo no con los demás
3. No se disculpe innecesariamente Esto es decirles a los demás que ustedes mismos se degradan
4. No se recrimine a si mismo El síndrome de la oportunidad perdida le impide que siga avanzando
5. No diga “Debería” o “No debería” Pregunte, “¿Por qué?” o” ¿Por qué no?”
6. No tema decir no o si Actué de acuerdo con lo que piensa y sienta
7. No se ponga por completo en manos de otra persona Sea autónomo.
Cada una de estas claves es una frase negativa porque es necesario neutralizar nuestra capitulación demasiado frecuente ante los aforismos cultural y social que insisten en nuestro conformismo, que nos indica que la seguridad esta en ser como los demás en vez de satisfacer nuestras propias necesidades individuales a través de una continua madurez. Pero este aspecto negativo no significa que debemos olvidarnos de los demás ni dejar de tomar en cuenta a los demás. La verdad es que podemos comprender y considerar a los demás solo hasta el grado que nosotros mismos seamos fuertes. Si somos simples números controlados por otros, entonces no tenemos nada que darles a los demás. Es solo cuando empezamos a controlar nuestro propio cambio, que en verdad podemos hacer una entrega de nosotros mismos en una forma solicita y compartida, que podemos entregarnos a otra persona o a un proyecto o situación, gracias a nuestros sentimientos de independencia confianza en nosotros mismos y seguridad, no debido a nuestra propia mengua y debilidad.
Un corolario de estas claves es el siguiente: sea bondadoso consigo mismo. Muy poco de nosotros podemos lograr una bondad compasiva hacia los demás a menos de que primero seamos bondadosos con nosotros mismos.
Estas claves harán posibles para nosotros un cambio y una madurez creativos. Por supuesto, es verdad que al decir no, al no pedir permiso, podemos perder a viejos amigos, pero si nuestras amistades se basan en nuestras debilidades mas que en nuestras fortalezas ¿hasta que punto son buenas para nosotros? con una nueva fuerza haremos nuevas amistades, que a su vez sean fuertes. Si encontramos necesario”lastimar” a alguien para poder determinar nuestra propia vida, lo que esto significa en realidad es que ya no estamos dispuestos a permitirle que nos lastime, que ya no estamos dispuestos a permitirle que nos impida alcanzar nuestra propia realización. Una vez que dejamos de permitirles a los demás que nos lastimen, entonces gracias a nuestras nuevas fortalezas nos será posible darles y ayudarlos, porque nos preocupamos por ellos. Así podemos aceptar con más facilidad que nos digan no sin sentirnos lastimados o rechazados.
Cuando hemos empezado a sumir el cargo de nuestras vidas, a ser dueños de nosotros mismos, ya no hay necesidad alguna de pedir permiso a nadie. Si hay otra persona que resulte afectada por lo que usted va hacer, entonces puede preguntar que piensa esa otra persona respecto a lo que usted pretende hacer. Pídale su opinión a el o a ella y después utilice esa información en su toma de decisiones es importante escuchar eso sentimientos y tomarlos en consideración, pero no es lo mismo que pedir permiso. El hecho de pedir permiso es concederle a alguien más un poder de Veto sobre su vida; Por otra parte, pedir una opinión significativa reunir datos que pueden sopesarse contra sus propias necesidades y sus propios valores.
El conocimiento de sus propios valores y su actuación de acuerdo con ellos significa que se ha convertido en dueño de su persona en su propio jefe, en su propio mentor. Sin embargo, no significa una falta de preocupación por los demás ni de sus responsabilidades hacia ellos o para ellos. Podemos explicar a los demás el porque de nuestras decisiones y acciones, o de nuestros errores impulsivos y sin reflexión, pero debemos hacerlo porque nos preocupamos por los demás ni por sus responsabilidades hacia ellos y para ellos. Podemos explicar algo de hecho les hacemos un cumplido, tratándolos como personas de una madurez comparable a la nuestra. Si los demás no quieren ni pueden aceptar nuestras explicaciones autenticas acerca de nuestras decisiones o acciones debido a sus propios problemas, no merecen una disculpa, en primer lugar. Explicaciones, si, pero disculpas, no. Si miden nuestra Valía solo por la forma en que nos apegamos a lo que ellos quieren que hagamos, en realidad no están pidiendo que seamos dignos de nosotros mismos. Tales personas aun no han madurado y las objeciones que pongan a nuestros pasos hacia la madurez simplemente no tienen validez.
Una vez usted sea capaz de aceptar la responsabilidad de sus acciones y que pueda explicar ante los demás cuales son sus razones para tomar esas acciones, una vez que sea capaz de examinar los aspectos positivos y negativos de si mismo, y al hacerlo empiece a encontrar su senda hacia el cambio, entonces los demás también deben aceptar su autenticidad a este respecto; de otra manera, se mostraran como personas que tratan de rebajarlo, cuyo sentido de su propia valía depende de que usted sea menos maduro y este menos seguro de su propia valía de lo que ellos están de la suya. En última instancia, no puede demostrar mayor consideración hacia los demás que cuando se preocupe por ellos lo suficiente para decirles la verdad acerca de lo que usted necesita.
Sin lugar a duda, muchas personas harán un mal uso de las reglas que hemos señalado para el control de nosotros mismos, aplicándolas mal al servicio de lo que actualmente, pero en forma errónea, se toma por sinceridad con nosotros mismos, dejando que todo ande a la deriva, y dedicarnos hacer lo que nos interesa sin preocuparnos por los demás. Usted no le debe explicación alguna a los demás; pero si es incapaz de darla y no esta dispuesto a hacerlo, entonces no esta avanzando hacia un cambio maduro y creativo, sino que simplemente trata de evadirse de la realidad para dirigirse a una fantasía privada en la cual ya no le será necesario interactuar con el mundo y con quienes están a su alrededor. El Psicólogo Robert W. White observa que “… es muy tentador creer que podemos cambiar simplemente abriendo una puerta y dejando salir los “verdaderos” impulsos inmaculados”. Pero el hecho de hacer un mal uso de nuestras claves para el autocontrol no es conducente al cambio para citar nuevamente a White:
El cambio nunca es tan sencillo. Lo que en realidad esta involucrado no es la liberación del verdadero yo, sino la formación de un nuevo yo, un yo que gradualmente transita mas allá de las limitaciones y mezquindades del viejo yo. Esto solo puede lograrse comportándose de una forma diferente cuando se interactúa con los demás. Deben desarrollarse nuevas estrategias que expresen las nuevas intenciones y alienten a los demás a asumir un papel reciproco en unas mejores relaciones humanas.
De manera que las claves que hemos desarrollado para el autocontrol son un instrumento, una estrategia para el trato con los demás, que nos permite expresar nuestras propias necesidades a pesar de las inhibiciones culturales en contra de ello. Esas claves expresan una nueva intención, y cuando van acompañadas de una explicación compasiva de nuestras acciones, ciertamente, pueden alentar a los demás a que asuman un papel reciproco en el cambio creativo.
Pero así como es muy importante que no pida permiso, que verifique las cosas consigo mismo en vez de dar cuenta de ellas a los demás para que le den instrucciones, y que no se disculpe innecesariamente, también es muy importante que no se recrimine por sus pasados fracasos. Las excusas dirigidas a usted mismo en realidad son la base de una autodegradación conducente a disculparse ante los demás; si pasa mucho tiempo autorrecriminándose, lleno de remordimientos por el pasado y por las oportunidades perdidas en su vida, no tiene el control de si mismo, sino que esta permitiendo que el pasado lo controle. Su pasado guarda tantos medios pasos potenciales hacia el futuro, como oportunidades perdidas. Desentierre su pasado en busca de lo que es útil; aprenda de sus errores y recuerde que no hay nada que se desperdicie.
Cuando dice, “debería hacer esto” o “no debería hacer aquello”, en muchos casos también se esta dejando atrapar por el pasado, siguiendo reglas que fijaron padres, maestros y otros tipos de mentores, que quizá ya ni siquiera tiene un verdadero significado para usted en nuestra cultura de crisis. Muchas de las costumbres tradicionales de nuestra sociedad, los debería y no debería, que se han trasmitido de una generación a otra, eminentemente son dignas de preservarse; pero muchos otras solo tienes sentido en términos de una clase de sociedad que ya no existe. A fin de vivir en el presente, de avanzar hacia futuro y de lograr lo máximo de nosotros mismos como individuos, tenemos que empezar a hacer distinciones entre los debería y no debería que tienen sentido en termino del mundo actual y los que no lo tienen. Cuando se sorprenda diciendo “debería” pregúntese “¿Por qué?” cuando se sorprenda diciéndose “no debería”, pregúntese “¿Por qué no?”. Si no puede encontrar una respuesta que tenga sentido en término de usted mismo y de sus necesidades de madurar y realizarse, entonces es obvio que es el momento de descartar esa regla del pasado.
Quizá también ha llegado el momento de decir no. Puede decir no a una regla del pasado que ya no tiene aplicación. También puede decir no a un nuevo desarrollo en nuestra sociedad, que usted personalmente encuentra que es infructuoso o que no esta en armonía con su yo interno incluso puede decir no a un cambio, si eso es lo que desea. Así como hay remanentes del pasado que no tiene sentido para nosotros como individuos, también habrá cambios actuales que tampoco tengan sentido. Alguna mujer puede encontrarse en posición de responder un no a un precepto de su madre de que el aborto es algo pecaminoso y también de decir no a la pareja de vecinos que toma parte en sesiones de sexo en grupos.
Pero al decir no a su madre y a sus vecinos, esa mujer también esta definiendo con mayor exactitud las cosas a las que puede decir que si. Una vez que hemos aprendido a decir no, podemos concedernos la autorización de decir si a las cosas que realmente queremos. Al tratar con éxito la plétora de opciones, seguramente deseara decir no con relativa frecuencia, a distracciones ajenas, a falsas esperanzas, a excesivas exigencias de parte de los demás, a las personas, a las circunstancias, a las obligaciones que le dan la impresión de estar atrapado y frustrado. Pero el otro lado de esa moneda es poder decir si, plena y abiertamente, a las personas y circunstancias que cuentan para usted.
La clave final para un autocontrol creativo es la más decisiva: jamás se ponga completamente en manos de otras personas. Todos tenemos necesidad de consejos, apoyo, ayuda y aliento de parte de los demás, pero solamente como un medio de reforzar nuestro propio auto estabilidad. El terapeuta responsable no controla la vida de su paciente, sino que esta allí para actuar como un catalizador significativo y solícito en el descubrimiento del yo y para implementar un cambio positivo. En una existencia compleja, es necesaria la ayuda de otros que son expertos en sus propias especialidades, debemos depender de los pilotos de las líneas aéreas, de los cirujanos y de los presidentes para nuestra existencia misma en determinados momentos, pero el control final de nuestra vida debe y puede ser nuestro como individuos. La diferencia de ponernos completamente en manos de los demás y retener cierto control personal es la diferencia que hay entre la mujer que responde si al momento cuando le indican que es necesaria una intervención quirúrgica grave (que a su vez mas adelante quizá resultaría innecesaria), y la mujer que al enfrentar esa decisión importante, verifica con otro medico para pedirle su opinión, considera los riesgos, obtiene toda la información pertinente y después toma su decisión, una decisión que cree que es la indicada para ella, basándose en la información que ha adquirido. No puede enderezarse en la mesa de operaciones para darle instrucciones al medico, pero si puede asegurarse de antemano de que seguirá el curso de acción mas prudente. Esa es la esencia del autocontrol.
El desarrollo de técnica de autocontrol le permite poseer un dominio de si mismo, pero el control de su yo en relación con el mundo no debe confundirse con el hecho de tener las cosas bajo control. La persona que se amolda rígidamente y que teme cualquier cosa nueva, que insiste en tomar su decisiones de acuerdo con patrones preestablecidos y que teme perder el control, no se esta controlando a si misma. No posee un autocontrol, sino que mas bien se esta dejando controlar por todas las fuerzas, edictos y esperanzas externas que ha internalizado. Usted no puede controlar las circunstancias ni a los demás, pero si puede controlarse a si mismo; puede controlar y dirigir su comportamiento en una reacción a las circunstancias y a los demás. El autocontrol es conducente al descubrimiento de nuevas direcciones, a un renovado sentimiento de libertad dentro de los límites de responsabilidad que están vinculados a la verdadera libertad.
La persona que trata de mantener todas las cosas bajo control en una forma negativa, que trata de hacer que las circunstancias y las demás personas se adapten a un molde preformado, es como el hombre que llega a un restaurante chino y siempre pide todos los platillos de la columna A. La persona que practica el autocontrol conserva en si mismo el poder de la decisión, que se pregunta por qué si y por qué no, que actúa de acuerdo con lo que realmente piensa y siente, tiene la elección de ordenar no solo lo de la columna A, sino también de las columnas B y C, o únicamente de una de ellas si eso es lo que desea y encuentra mejor para si misma en un momento determinado. O bien, puede decidirse a salir del restaurante sin ordenar nada. La persona que trata de mantener las cosas bajo control en una forma negativa, es como si tomara recorrido de la vida previamente preparado: ese síndrome de “si es martes, debemos visitar Bélgica”, la llevara a decir “si tengo cuarenta y cinco años de edad, debo estar a salvo en casa”. Pero si el autobús que hace el recorrido se descompone, o se encuentra que no esta a salvo en casa a los cuarenta y cinco años, esta completamente a merced de las circunstancias y también se habrá perdido de gran parte de las variadas emociones de la vida y de gran parte de su propio potencial. Por otra parte, cuando las cosa no resultan tal y como las esperaba quien practica el autocontrol, ese individuo tiene el recurso de modificar sus planes, de tomar en cuenta las nuevas circunstancias y avanzar a partir de allí. Toda clase de adversidades pueden convertirse en ventajas, si estamos dispuestos a asumir un papel integral para lograrlo.
Al controlarnos a nosotros mismos, llegamos a conocer más a fondo lo que nosotros deseamos para nosotros mismos; llegamos a conocer nuestras prioridades, nuestras necesidades y nuestros deseos con mayor claridad, e inevitablemente este conocimiento origina un mayor sentimiento no solo de libertad, sino de seguridad. La persona que se conoce a si misma y que controla su vida, puede tolerar un nivel mas elevado de ambigüedad que antes, puede enfrentarse con mas éxito a la ansiedad y al conflicto, porque esta segura de sus propias capacidad. Las personas así pueden disfrutar del cambio, pueden improvisar confiadamente en situaciones desconocidas. Como sugiere el Psicólogo Abraham Maslow, tales personas pueden enfrentarse sin temor alguno al mañana, porque sea lo que sea lo que les traiga ese mañana, tienen la confianza de creer en si mismas. La Autoconfianza se erosiona cada vez que nos ponemos completamente en manos de los demás, cada vez que pedimos permiso, que damos cuenta de nosotros mismos a otros o nos disculpamos innecesariamente. La creencia en nosotros mismos se incrementa cada vez que en lugar de preguntarles a los demás, nos preguntamos qué es lo que deberíamos hacer con nuestras vidas. El autocontrol refuerza el significado y el valor del yo y el resultado de todo ello es un sentimiento más pleno de la propia valía y de la propia competencia.
Si su energía es tan limitada como su
Ambición, la entrega total podrá ser una
Forma de vida que debería considerar seriamente…
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